Traducción de "El hombre es herbívoro" por Gary Yourofsky.

Los humanos son herbívoros.

La mayoría de la gente cree que los humanos son criaturas carnívoras u omnívoras -encima de la cadena alimenticia – que han estado comiendo carne desde el comienzo de los tiempos. Creo que algunos tiburones, pirañas, hienas, osos y leones quisieran tener una conversación con nosotros sobre quién está encima de quién en la cadena alimenticia. Los herbívoros más grandes, como los rinocerontes, elefantes, hipopótamos y gorilas también podrían matar a otro humano fácilmente, si son provocados. Estos animales están también sobre nosotros en la cadena alimenticia. Los humanos, históricamente y científicamente, han estado siempre cerca al fondo de la cadena alimenticia. La superioridad al matar durante una confrontación uno a uno sin armas, y la habilidad de consumir carne y vísceras directamente del hueso sin terminar con una enfermedad más tarde en la vida, han sido siempre los únicos factores al momento de determinar la fisiología y el lugar en la cadena alimenticia. Todos los carnívoros y omnívoros genuinos se comen los ojos, la nariz, la cara, los pies, la cola, el ano, los órganos internos, la sangre, el cerebro y el pelaje SIN COCINAR. Los humanos tienen que cocinar algunas partes del animal desmembrado para no terminar terriblemente enfermos. Eso, inequívocamente, nos vuelve falsos carnívoros/omnívoros.

Antes de las herramientas, las armas y el fuego, NO HABÍA CONSUMO DE CARNE por parte de los humanos. Los humanos eran veganos mucho antes de que se convirtieran a la innatural dieta de animales muertos; éramos veganos y cosechadores mucho antes de intentar cazar y carroñar. Y, contrariamente a las mentiras que han sido difundidas por medio de científicos comedores de carne, la carne NO ES RESPONSABLE DEL CRECIMIENTO DEL CEREBRO. En realidad, el responsable fue el almidón de planta, como el profesor Nathaniel Dominy de la Universidad de Darthmouth explica en este artículo y este video. Además, de acuerdo con la teoría de la creación, los humanos eran veganos mucho tiempo antes de convertirnos a una dieta “pecadora” de animales muertos (mirar los ensayos de la biblia o el Corán localizados en las páginas de “Otros problemas del Derecho Animal” y en la página del “Jardín del vegano”). Fue sólo cuando la Era Glacial atacó, y mucha de la vegetación resultó afectada, que los humanos se cambiaron al escenario de supervivencia de comer carne. Cuando la Era Glacial acabó, debimos haber vuelto a la dieta vegana que nos mantenía conectados al mundo natural y no falsamente en su cima.

La fisiología humana es tan pobre que ni las armas, las herramientas, la arrogancia, el engaño ni la tecnología nos han transformado mágicamente en criaturas carnívoras/omnívoras. Muchos antropólogos y médicos expertos afirmar el hecho de que los humanos son seres completamente herbívoros. El Dr. William Roberts, editor jefe del Diario Americano de Cardiología y profesor de la Universidad de Baily, afirma: “Los seres humanos no son carnívoros naturalmente. Cuando matamos animales para comerlos, ellos terminan matándonos porque su carne –que contiene colesterol y grasas saturadas- nunca fue prevista para consumo humano quienes son herbívoros naturalmente”. El Dr. Milton Mills escribió un ensayo indiscutible sobre la fisiología humana, también. En su libro (La vía vegetariana) nutricionistas de Virginia y Mark Messina compilaron un diagrama fácil de entender comparando el cuerpo humano con el cuerpo de los herbívoros, carnívoros y omnívoros. Este diagrama se muestra aquí abajo:

Vamos a comparar los cuerpos de los humanos y herbívoros con los cuerpos de los carnívoros y omnívoros. Primero que todo, la longitud de los intestinos en humanos comparada a otros herbívoros está cerca de entre siete y trece veces la longitud del tronco/torso del cuerpo. (Estoy siendo generoso comparado con la investigación de Mills y los Messinas). En contraste, la longitud de los intestinos en carnívoros/omnívoros es solo de tres a seis veces la longitud del tronco/torso del cuerpo. (La longitud del tronco/torso es usada más como medio de comparación que como una longitud total del cuerpo o la altura, pues los humanos somos animales bípedos mientras que la mayoría de los otros animales son cuadrúpedos). Además, la superficie interior de los intestinos humanos es siempre acanalada y con estrías, mientras que la superficie interior de los intestinos de los carnívoros/omnívoros tiende a ser lisa; permitiendo así que la carne animal pudriéndose, la proteína animal, la caseína, el colesterol, los ácidos grasos trans y la grasa saturada pasen rápidamente por allí. Es por esto que es imposible para cualquier carnívoro/omnívoro real tener coágulos en sus arterias. Las arterias coaguladas, sin embargo, mata el 51.5 por ciento de todos los humanos consumidores de carne, leche y huevos. El Dr. William Castelli, director del Estudio del Corazón Framingham (el estudio del corazón más grande del mundo), apoya los descubrimientos ya mencionados adicionando la declaración de que la tasa del cáncer caería un 60 por ciento si la gente dejase de consumir carne, queso, leche y huevos.

Los humanos y otros herbívoros tienen enzimas que digieren carbohidratos en su saliva, significando que nuestros cuerpos fueron creados para el consumo de frutas y vegetales. Los productos animales no tienen carbohidratos complejos, razón por la cual los carnívoros/omnívoros no tienen enzimas que digieran carbohidratos en su saliva. Muchos humanos que comen carne tratan, ingenuamente, de sobreexplotar el hecho de que los humanos somos incapaces de digerir la celulosa y la descartamos durante el proceso de digestión. Sin embargo, la celulosa no es ni benéfica ni dañina para nosotros en ninguna manera. Los bonobos, que son el pariente más cercano al humano pues compartimos el 99.5 por ciento de nuestro ADN, tampoco pueden digerir la celulosa y eso es porque los bonobos, como los humanos, son frugívoros.

 El problema REAL es si los humanos pueden digerir de manera adecuada la proteína animal, la caseína, el colesterol, los ácidos grasos trans y la grasa saturada – pues es la razón por la cual estos agentes son responsables de casi todas las enfermedades conocidas por la humanidad. El argumento trillado y deteriorado de “la digestión de celulosa” es solo otra táctica del adversario usada por los consumidores adictos de carne, leche y huevos que son incapaces de mirarse en el espejo y admitir que son los principales ejes del Holocausto Animal.

Los dientes humanos son anchos, cortos, desafilados, planos y en forma de pala, como los dientes de otros herbívoros. No son las fauces con colmillos de los carnívoros/omnívoros. La mayoría de los herbívoros cuentan con dientes caninos, incisivos y molares, que son usados para rasgar comidas duras como las manzanas, las zanahorias o las nueces. Y si usted en verdad cree que los humanos tenemos dientes de carnívoros/omnívoros, pare un día en una tienda para mascotas y compre un hueso crudo con carne para perro (no se valen los huesos de nailon usados hoy en día). Cuando llegue a casa, róalo por algunas horas y destrúyalo con sus poderosos dientes. Nadie se hará cargo de ninguna demanda cuando se rompa sus débiles y pequeños dientes de herbívoro y el dentista le cobre millones para arreglarle la boca.

Si su quijada se mueve de lado a lado (horizontalmente) y usted muele y mastica la comida, entonces usted es un herbívoro indiscutiblemente. Las fauces de los carnívoros/omnívoros solo se mueven de arriba hacia abajo, verticalmente. Ellos no mastican, solo arrancan y tragan. Los humanos sudan a través de sus poros para enfriarse. Nosotros no jadeamos como los perros, los gatos, o los leones para enfriarnos. No hay garras tampoco en las manos de los humanos, aunque las garras sean símbolo de los carnívoros/omnívoros. Cuando manejamos por la autopista y vemos un animal muerto al lado de la vía, estoy bastante seguro de que no se pondrán contentos, ni empezarán a salivar, para luego salir de un salto del vehículo, ahuyentar a los cuervos y comenzar a tragar ruidosamente el animal muerto. Los carnívoros reales comen animales muertos, pudriéndose, al lado de la vía. Nosotros siempre cocinamos la comida antes de comerla, a pesar de que los leones no tienen barbacoas de gacela en las junglas de África.

Para probar más allá de cualquier duda razonable que los humanos son herbívoros, pongan a un niño de dos años en una cuna con un conejito y una manzana. Si el niño empieza a comerse el conejo y juega con la manzana, entonces, ¡Me comeré un sándwich de pollo bañado en helado!
Los humanos no tienen instintos carnívoros/omnívoros de ninguna manera, ni cuando nacemos, ni siendo jóvenes, ni siendo viejos. No hay ningún trazo de carnívoro ni ninguna pizca de omnívoro en nosotros. La gente sólo se habitúa al sabor de la sangre, la carne, las venas, los músculos, los tendones, las secreciones de vaca (leche), la menstruación de las gallinas (huevos) y el vómito de las abejas (miel) cuando son forzadas en nuestras gargantas durante la niñez.

Con toda esta evidencia fisiológica en la mano, uno podría preguntarse por qué tantos fisiólogos y biólogos de la evolución – incluso los más famosos y bastamente reconocidos, como Richard Dawkins– continuarían a satisfacer su adicción a la carne, los productos lácteos, y los huevos. Y además razonar públicamente su adicción en maneras injustas para un niño de trece años. La respuesta es simple y clara: los científicos son humanos, y como los humanos son falibles y débiles, caen víctimas de las adicciones de todo tipo. Y cuando esto pasa, la mente racional, supuestamente invocada para combatir la adicción, usualmente se deja de un lado. Es solo cuando el adicto acuerda lo que siente con lo que sabe, su ética con los hechos científicos, que puede romper el ciclo de adicción que lo envuelve y lo destruye.

Dejo aquí la versión original:

Humans Are Herbivores

Most people believe humans are carnivorous/omnivorous creatures—atop the food chain—who have been eating meat since the beginning of time. I believe a few sharks, piranhas, hyenas, bears and lions would like to have a word with us about who's ahead of who in the food chain. Most large herbivores such as rhinos, hippos, elephants and gorillas could also kill a human easily, if provoked. These animals are also ahead of us in the food chain. Humans, historically and scientifically, have always been near the bottom of the food chain. Killing during a one-on-one confrontation without weapons, and the ability to consume bloody raw flesh right from the bone without having it cause disease later on in life, have always been the only true factors in determining physiology and placement in the food chain. All genuine carnivores and omnivores eat an animal's eyes, nose, face, toes, tail, anus, inner organs, blood, brain and fur UNCOOKED. Humans have to cook certain parts of the dismembered animal so we don't become violently ill. That unequivocally makes us fake carnivores/omnivores.

Before tools, weapons, and fire, there was no meat-eating. Humans were vegan long before they turned to an unnatural diet of dead animals; we were vegan scavengers and gatherers long before we tried hunting and gathering. And, contrary to the lies being spread by biased meat-eating scientists, meat was NOT responsible for brain growth. It was plant starch, as Dartmouth University Professor Nathaniel Dominy explains in this article. Moreover, according to creation theory, humans were vegan long before we turned to a sinful diet of dead animals (check out the BIBLE and QUR'AN essays located in the Other Animal Rights Issues page, and The Garden of Vegan, the final section of this page). It was only when the Ice Age hit, and most vegetation was wiped out, that humans turned to a survival scenario of eating meat. When the Ice Age ended, we should have reverted to the vegan diet that kept us connected to, and part of, the natural world, not fallaciously on top of it.

Our human physiology is such that all the tools, weapons, hubris, deceit and technology have not magically transformed us into carnivorous/omnivorous creatures. Many anthropologists and medical experts attest to the fact that humans are completely herbivorous, plant-eating creatures. Dr. William Roberts, editor-in-chief of The American Journal of Cardiology and a professor at Baylor University, states, "Human beings are not natural carnivores. When we kill animals to eat them, they end up killing us because their flesh—which contains cholesterol and saturated fat—was never intended for human beings who are natural herbivores." Dr. Milton Mills wrote an indisputable essay about human physiology as well. In their book The Vegetarian Way, nutritionists Virginia and Mark Messina compiled an easy-to-understand chart comparing human bodies to those of herbivores, omnivores and carnivores. That chart is shown just below:

Let's compare the bodies of humans and herbivores to the bodies of carnivores and omnivores. First, the length of intestines in humans and other herbivores falls somewhere between 7 to 13 times the length of the trunk/torso section of the body (I am being generous compared to the research of Mills and the Messinas). In contrast, the length of intestines in carnivores/omnivores is only 3 to 6 times the length of the trunk/torso. (The length of the trunk/torso is used as the means of comparison rather than overall body length or height because humans are bipedal animals whereas most other animals are quadrupeds.) Moreover, the interior surface of human intestines is heavily fluted and striated, whereas the interior intestinal surfaces of carnivores/omnivores tend to be smooth in comparison. The relatively short intestinal length in carnivores/omnivores, along with the relatively smooth interior surface, allow rotting animal flesh, animal protein, casein, cholesterol, trans fatty acids and saturated fat to pass through quickly; that is why it's impossible for any real carnivore/omnivore to clog their arteries. Clogged arteries, however, harms or kills 51.5 percent of all meat, dairy, egg-eating humans! Dr. William Castelli, director of the Framingham Heart Study (the world's longest running heart study), supports the aforementioned findings with additional claims about cancer rates dropping 60 percent if people stopped eating meat, cheese, milk and eggs.

Humans and other herbivores have carbohydrate digestive enzymes in their saliva, meaning our bodies were created for fruits and vegetables. Animal products have no complex carbohydrates, which is why carnivores/omnivores lack carbohydrate digestive enzymes in their saliva. Many humans who eat meat try disingenuously to exploit the fact that humans are unable to digest cellulose, and discard it during the digestion process. However, cellulose is neither beneficial nor damaging to us in any way, so our inability to digest it is irrelevant. Bonobos, which are humans' closest animal relative as they share 99.5 percent of our DNA, cannot digest cellulose either, and that's because bonobos, like humans, are fruitarians/ frugivores (ultra herbivores). The REAL issue at hand is whether humans can properly process and digest animal protein, casein, saturated fat, trans fatty acids and cholesterol—which is why these agents are responsible for nearly every disease known to humankind. The tired and shopworn "argument from cellulose indigestion" is just another diversionary tactic used by meat, dairy, and egg addicts who are unable to look in the mirror and admit that they're the key players in the Animal Holocaust.

Human teeth are broad, short, blunt, flat and spade-shaped like the teeth of other herbivores, not the fanged mouths of carnivores/omnivores. Most herbivores have canines, incisors and molars, which are used for ripping rough foods like apples, carrots or nuts. And if you truly think that humans have carnivorous/omnivorous teeth, stop at a pet store today and buy a rawhide dog bone (no soft, chewy modern-day nylon bones allowed). When you get home, gnaw on it for a few hours and destroy it with those powerful teeth of yours. ADAPTT hereby absolves itself of any lawsuits when you break and crack your weak little herbivorous teeth and the dentist charges you $10,000 to fix your mouth!

If your lower jaw moves from side to side—and you grind and chew your food—then you are unequivocally herbivorous. The jaws of carnivores/omnivores only move up and down, vertically. They don't chew; they just rip and swallow. Humans sweat through their pores to cool down. We don't pant like dogs, cats or lions to cool ourselves down. There are no claws on the human hand either, although claws are a trademark of the carnivore/omnivore. When we drive down the highway and spot a dead animal on the side of the road, I'm quite sure people don't get excited, start to salivate, come to a screeching halt, jump out of their car, scare the crows away and start munching on the dead animal. Real carnivores/omnivores eat dead, rotting animals on the side of the road. We always cook meat before eating it, even though lions don't have gazelle barbeques in the jungles of Africa.

To prove beyond a reasonable doubt that humans are herbivores, place a two-year old child in a crib with a bunny rabbit and an apple. If the child eats the rabbit and plays with the apple, then I'll eat a steak sandwich that's been dipped in ice cream! Humans have no carnivorous/omnivorous instincts whatsoever when we're born, young and growing up. There isn't a speck of carnivorism nor an iota of omnivorism in us. People become inured to the taste of blood, flesh, veins, muscles, tendons, cow secretions [milk], hen-ass droppings [eggs] and bee vomit [honey] after they're forced down our throats during childhood.

With all this physiological evidence at hand, one might wonder why many physiologists and evolutionary biologists—even the most brilliant and widely-renowned evolutionary biologists such as Richard Dawkins—would continue to indulge their addiction to meat, dairy products and eggs, and publicly rationalize their addiction in ways that wouldn't do justice to a 13-year-old. The answer is simple and clear-cut: Scientists are human, and because humans are fallible and weak, they fall prey to addictions of all kinds. And when that happens, the rational mind, supposedly invoked to combat the addiction, usually falls by the wayside. It is only when the addict brings what he feels into accord with what he knows, his ethics into accord with the scientific facts, and the contents of his stomach into accord with the contents of his rational brain, that he can break the cycle of addiction that envelops and destroys him."

-Gary Yourofsky